Consecuencias:

Las implicaciones que le trajo el Frente Nacional a la vida cotidiana y política de los colombianos, además del abstencionismo electoral que generó la competencia interpartidista por la repartición del poder y del control social, la ilegitimación de la política y de las instituciones estatales cooperó para que, como pasa ahora, comenzara a implantarse un sistema ciudadano de apatía hacia la política, además de la ineficacia de la democracia.

El Frente Nacional ha sido considerado como el «lunar negro» de la historia de Colombia, ya que por su proceso de crecimiento clientelista, los entes representativos del Estado como lo son el Congreso, el Concejo y las Asambleas, se convirtieron en el escenario ideal para el crecimiento de la corrupción. A esto contribuyó también el hecho de que todo el protagonismo se lo hubiera llevado el Ejecutivo, y que no hubiera permitido que el Congreso y los otros entes representativos cumplieran con su papel; además de la real inhabilidad de hacerlo, porque en un matrimonio bipartidista no podría haber existido en realidad algún tipo de oposición. Así, la incredulidad de la sociedad colombiana en el Estado y en la política se convirtió en una constante.

El Congreso y los demás entes de la rama legislativa no fueron los únicos que sufrieron el «autoritarismo» generado por el Frente Nacional; la rama judicial fue un espacio de la vida gubernamental que no tuvo una responsabilidad real frente a todas las funciones que debería cumplir en una democracia , por lo cual el Estado no logra cumplir con su deber de proteger a los ciudadanos, y ellos lo notan.

El Frente Nacional pone en un hilo a la política real del país, inclusive a la democracia, ya que por su sistema no permite la existencia de una oposición real, como ya lo había expuesto antes, logrando así que la vida política se convirtiera en una sala de visitas en la que no había espacio para la discusión de temas que realmente interesaran a la sociedad, y mucho menos, si eran intereses que convenían más al matrimonio entre partidos.

El Frente Nacional se convirtió además en una contradicción frente a la democracia de nuestro país, ya que «castró» la posibilidad de elegir un representante con el que los ciudadanos lograran identificar sus intereses; son precisamente los partidos políticos los que legitiman una democracia real por la efectividad de los ideales en los que está cimentado para lograr hacerle una oposición leal a los políticos de turno.

Es muy obvio que, además del problema que causó el Frente, como Colombia no tiene un proyecto de nación, cada representante puede llegar a hacer cosas que pueden no ser muy adecuadas al contexto de nuestro país, y como no existe un proceso, esos planes pueden cambiarse y crear en nuestra sociedad, en la economía y en la política, un gran traumatismo. Eso es lo que ha venido pasando desde que se concibe nuestro país, ya que en su inicio, desde la guerra de independencia, el proyecto fue económico ( tabaco y café).

¿Acaso fue por el Frente Nacional que comenzó la crisis de los partidos políticos en Colombia?. La pregunta puede sonar estúpida y la respuesta obvia, pero el problema que quiero plantear va más allá. Actualmente en Colombia existen 78 «partidos políticos» legales, y cada año en las elecciones se postulan a concejales, congresistas y hasta a presidentes, extraños y folclóricos personajes que, en vez de generar más opciones de elección, generan en muchos ciudadanos cada vez más apatía frente a la política y frente a sus deberes de esta naturaleza, todo por la falta de seriedad.

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